jueves, 16 de abril de 2009

La casa de Extremadura en Asturias “Ruta de la Plata” organiza una visita a la provincia de Badajoz

Durante esta Semana Santa hemos realizado una visita organizada a la provincia de Badajoz en la que han participado mayoritariamente personas ajenas a nuestra asociación que han querido conocer esta tierra y sus maravillas culturales y gastronómicas, disfrutando de unos días de buena camaradería y de la simpatía de los pacenses.
El viaje se inició a la puerta del local de la Casa de Extremadura en Gijón con muy buen ánimo y con muchas ganas por parte de todos los participantes, que se notó en la puntualidad de todos ya que salimos cinco minutos antes de las 5:00 de la mañana la hora señalada.
Tras las cabezadas pertinentes y las paradas para desayunar almorzar etc. Llegamos a nuestro primer destino Mérida sobre la una de la tarde, a pesar de las ganas de comer y de la deliciosa oferta gastronómica de la ciudad un gran número de participantes decidieron satisfacer sus deseos de conocer la impresionante oferta cultural de Mérida entrando a visitar el teatro y el anfiteatro romano, otros en cambio decidieron comer pronto para poder disfrutar del Museo de Arte Romano.
El día continúo con la llegada al hotel Espronceda de Almendralejo, en el que disfrutamos de una gran hospitalidad en todo el tiempo en el que estuvimos alojados por parte de todo el personal que formaba parte del mismo llevándonos todos, un muy grato recuerdo. También hubo mucha gente que salió a conocer la localidad de Almendralejo mientras llegaba la hora de cenar.
El día siguiente comenzó mirando las previsiones meteorológicas por que cuando salimos del hotel el suelo estaba mojado, lo que nos hacía temer que nuestra visita a Olivenza quedara un poco pasada por agua. A las diez y cuarto llegábamos a la localidad de Olivenza, que enseguida nos sorprendió a todos por su importancia monumental, sus cuidadas calles y su estética urbanística. Visita obligada es por supuesto, el museo etnográfico González Santana, junto con la torre del Homenaje del castillo, que fue objeto de muchas alabanzas por parte de todos los participantes en la visita, tanto, por la organización de sus piezas, como, por ser tan completo. También se visitaron el resto de los monumentos de la localidad, como la iglesia de la Magdalena, la de Santa María del Castillo, la capilla de la Misericordia, etc., que nos dio lugar a conocer el estilo manuelino portugués con sus columnas torneadas, surgido en esta ciudad por su pertenencia alternativa a los reinos de España y Portugal. También disfrutamos de sus calles y parques y después de disfrutar de su gastronomía, nos dirigimos a completar el programa de visitas del día con la visita a la capital de la provincia.
En Badajoz entramos, por el mejor sitio de la ciudad, la Puerta de Palmas nos dio el acceso a la localidad, desde allí nos dirigimos al centro histórico de la misma, donde visitamos la catedral y el ayuntamiento, el edificio modernista de la giralda y varios monumentos más, allí el tiempo nos jugó una mala pasada, mojándonos un poco, pero como se despejó el cielo rápidamente pudimos continuar nuestra visita con total normalidad, dándonos la oportunidad de disfrutar del que sin duda es un monumento de gran importancia, la Alcazaba árabe y que conserva una gran belleza, aparte de su importancia como muestra de la arquitectura árabe, desde sus murallas se nos ofrecieron hermosas vistas de la ciudad y del Guadiana cruzado por sus numerosos puentes, que a su vez son una muestra de los avances tecnológicos que se han producido en la ingeniería a lo largo del tiempo. Aunque tiene muchas cosas interesantes, y si que merece la pena conocerla, esta ciudad si que produjo la crítica de que si estuviera un poco más cuidada, si sus edificios estuvieran un poco más restaurados, sería mucho más hermosa, a las 8 de la tarde regresamos al hotel.
Al día siguiente amaneció con la misma temperatura que el día anterior, con el mismo aire que también nos había acompañado, pero por lo menos no amaneció el suelo mojado y no amenazaba tanto la lluvia, así que nos dirigimos a realizar las últimas visitas de las localidades de la provincia.
La primera de la que tuvimos la ocasión de disfrutar, fue la de Zafra, en el hotel nos habían comentado que la llamaban “Sevilla la chica”, lo que nos daba idea de la belleza de esta localidad, y no nos defraudó en absoluto, aunque tiene una gran oferta monumental, encabezada naturalmente por el palacio de los duques de Feria, lo más hermoso de Zafra es pasear por sus calles e ir descubriendo sus plazas porticadas, las puertas de las murallas las fachadas de sus edificios palaciegos etc. Casi a cada paso se iban descubriendo nuevas maravillas arquitectónicas o urbanísticas. Aquí si que quería destacar el grabado que existe en una de las columnas de la plaza chica, se trata de una vara castellana esculpida en dicha columna, esta allí colocada para que las varas de medir de los comerciantes de esa plaza se ajustara a la verdadera dimensión de esta medida y no se produjeran reclamaciones.
Nuevamente después de comer nos dirigimos al siguiente destino Fuente del Maestre una localidad más pequeña sin tantos monumentos pero con una gran historia y que conserva el encanto de los pequeños pueblos que conservan su identidad y son modelos de la arquitectura tradicional, siendo los edificios más singulares, los que nos dan idea de la historia de la localidad, tales como la Iglesia de la Candelaria, el ayuntamiento, la casa del temple, la fuente del corro, las murallas, son vestigios de las distintas épocas que vivió esta localidad con sus conflictos su organización, etc.
Como esta localidad es pequeña y disponíamos de toda la tarde para visitarla surgió la posibilidad de visitar otra localidad pacense o bien de volver al hotel a descansar para preparar el viaje de vuelta, lo cual sometimos a votación, resultando por unanimidad acudir a visitar la localidad de Feria, a 13 kilómetros de la anterior, también declarada centro histórico por la diputación de Badajoz y cuyo castillo habíamos visto en la distancia en varios de nuestros desplazamientos, levantando nuestra curiosidad.
En esta localidad pudimos disfrutar de la hermosa iglesia de San Bartolomé, de su plaza del mercado y ayuntamiento de estilo mudéjar, pero sobre todo de su imponente castillo del siglo XV, que actuaba como polo de atracción, que nos obligaba a subir por las empinadas calles de la localidad primero y por la pista asfaltada que conduce al mismo después, pero merece la pena por el edificio en sí, por el buen estado en el que se encuentra y por las vistas que se tienen desde el mismo, de gran parte de la provincia de Badajoz.
Una vez de regreso en el hotel la mayoría aprovecho en la tienda frente al mismo para aprovisionarse de los excelentes productos gastronómicos de esta tierra. Al día siguiente partimos de vuelta para Asturias llevándonos todos unos muy gratos recuerdos y con el deseo de volver a esta provincia a seguir conociendo las maravillas culturales que posee y que nos quedan por conocer.